martes, 7 de octubre de 2008

Simulacro del fin del mundo

Hoy es un día para desalentarse: el dólar sube, la economía sigue tambaleante y parece que sólo es cuestión de tiempo para que llegue una crisis como esas que veíamos hace unos 20 años, el 25% de los mamíferos del planeta están en serio peligro de desaparecer, el PRI vuelve a ganar terreno en una elecciones de Guerrero, la cultura del miedo se arraiga cada vez más en nuestro país y más en nuestra ciudad, y por si fuera poco, el sábado choque con mi coche y ya no pude ir a una celebración del cumpleaños de un buen amigo a quien ofrezco disculpas.

En ocasiones hay que hacer acopio de fuerza, templar el ánimo y seguir, finalmente sólo es un simulacro del fin del mundo; no el fin del mundo.

viernes, 3 de octubre de 2008

2 de octubre

En 1968 yo todavía no nacía, sin embargo, bien recuerdo una reunión familiar en la que debí tener 8 - 10 años en la que dos de mis tíos maternos, Guillermo y Rosario, contaron cómo vivieron el 2 de octubre del 68 cuando estuvieron en la Plaza de las Tres Culturas. Supongo que no fue sencillo para mi y para el resto de los primos ahi reunidos relacionar lo que contaban con nuestro país y nuestra ciudad.

Recuerdo con claridad una parte de la narración: mi tio corría por una calle y detrás de él y de otros muchachos iban persiguiéndolos persona vestidas de civiles, no militares ni policias, gritaban que se detuvieran o dispararían. No se detuvieron, mi tío trepó una barda de una casa y ahi se refugio con otro joven mientras escuchaba que tiraban disparos al aire y detenían a algunos.

Con el paso del tiempo me enteré más de lo ocurrido y he participado en varias marchas conmemorativas.

¿Por qué no debemos olvidar el 2 de octubre? Porque murieron entre 200 y 300 jovenes -no se sabe con precisión-, porque hay decenas de desapariciones de personas que no se han aclarado, por que no se ha juzgado ni castigado a nadie por esos hechos, porque hoy, como hace 40 años, la impunidad es uno de los flajelos más graves de este país, del que ahora nos quejamos dolorosamente por que ha crecido tanto, tanto que su sombra nos cubre a todos, todos lo que olvidamos el pasado y nos condenamos a repetirlo. No olvidar porque no hay reconciliación sin justicia.