En el horno se encontraba el refractario con el platillo, Luciano haciendo algo frente a la estufa y yo recogiendo trastos y de pronto dentro del horno algo estalla y comienza a salir humo por todos lados. Después de apagarlo rápidamente, lo primero que pensé fue: puse mal la parrilla y se cayó. Pero no fue así.
Pasados unos instantes, en lo que nos recuperabamos de la impresión y dejabamos que se dispersara el humo, abrimos con mucho cuidado la puerta del horno. El refractario en el que he cocinado unos 10 años estalló, cientos de pedacitos de cristal estaban por todos lados y sobre la parrilla completita la lasagna que ya estaba lista para comerse.
Cuando estabamos tirando la lasagna aderezada con esquiras de vidrio en una bolsa de basura no sabía que me entristecia más: el desperdicio de la comida, el ya no tener ese refractario histórico, el no poder comer yo algo tan rico, el que Luciano tuviera que comer en la calle, las dos horas invertidas en la preparación o el cochinero del horno que habrá de lavarse.
Así que el día de hoy Luciano no llevó comida y yo he contado mi historia varias veces buscando que alguien me diga "a sí, a mi me pasó igual" pero no he tenido éxito, todos se sorprenden tanto como yo. He buscado en la red una respuesta a esto (esa creencia absurda de que todo podré encontrarlo en la red). Mi hipótesis apunta a que el refractario tenía algún golpe, raspadura o abolladura y eso derivó en su estallamiento.




