martes, 4 de diciembre de 2007

Jorge Luis Borges

He cometido el peor pecado que uno puede cometer. No he sido feliz.

El hombre sólo tiene dos deberes: ser justo y ser feliz, pero primero hay que ser feliz, por que es la primera justicia del mundo

Jorge Luis Borges

Pocos pensamientos de los que he conocido me parecen tan complejos y eruditos como el de este escritor a quien le debemos 15 libros de poesías, 10 de ensayos, 6 de cuentos y 30 en colaboración con otros escritores.

Borges tiene su origen en familias europeas que se establecieron en Argentina desde antes de la independencia, algunos de ellos eminentes militares y otros distinguidos literatos. Nació en Buenos Aires en 1899, hablaba 5 idiomas, vivió en Ginebra de 1914 a 1921, desde los 15 años se quedó casi ciego.

Borges disfrutó en vida del un gran prestigio y estima mundial como literato y como intelectual. recibió reconocimientos del más alto nivel en Francia, Inglaterra, Italia, Suiza, España, México, Argentina, Chile, Uruguay, Perú y los Estados Unidos de Norteamérica. Sin embargo, nunca recibió el premio Nobel de literatura, provocando con ello disgusto entre muchos sectores y llevo a que una vez, uno de los jueces de este premio dijera que el jurado del premio Nobel no sabia leer.

Borges se hizo un mito en vida, incluso se le atribuyeron a él textos que no lo eran y que recorrían el mundo, uno de esos es el famoso poema Instantes.

Mis textos preferidos de él son La escritura de Dios, El aleph y Los inmortales. Tal vez suene exagerado, pero Borges es uno de los escritores que me salvaron la vida en momentos de mucha depresión: quería ser, aunque fuera un poco, como él, saber de todo y escribir de todo, ser sensible, conocer el mundo, fue como un guía para mi. Pero además, esas dos frases que pongo al inicio me decían muchas cosas: tenía que esforzarme por ser feliz, tenía que ser justa conmigo y encontrar mi felicidad, no podía vivir en la tristeza, lo decía una persona sabia, anciana y se lo creía. Y no podía imaginar que él no lo fuera y me llevaba a reflexionar qué es lo que nos da ese don llamado felicidad.

Por eso me gusta esta foto, por que lo muestra como pocas veces se le vió: sonriendo.

Murió en Ginebra en 1986.

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